¿Qué es NMO?
La neuromielitis óptica (NMO) y la esclerosis múltiple (EM) son dos enfermedades distintas, en algún tiempo se pensó que se trataba de la misma enfermedad con manifestaciones distintas, sin embargo, hoy en día se sabe que cada una tiene sus propias características incluida la severidad en los cuadros clínicos.
En 1894, Eugéne Devic y su colega Gault definieron las características clínicas de la enfermedad, de ahí que también sea conocida como “enfermedad de Devic”.
En la EM las lesiones que se producen en la médula espinal regularmente son lesiones pequeñas que se encuentran diseminadas en varios segmentos, mientras que en la NMO las lesiones son más extensas y pueden abarcar hasta 3 o más segmentos vertebrales, lo que hace que las manifestaciones sean más severas y respondan menos al tratamiento de rescate con metiprednisolona.
En las neuritis ópticas, los pacientes, por lo general, sufren un inicio rápido de ceguera en uno o ambos ojos, seguidos a los pocos días o semanas por diversos grados de parálisis en los brazos o piernas, mientras que en la EM el inicio es más leves.
Afecta más a mujeres que a hombres en una proporción de 4 mujeres por 1 hombre. Es más frecuente en la raza asiática y en México se estima una prevalencia de 1.4 personas por cada 100 000 habitantes.
Se puede presentar en cualquier edad, sin embargo, se ha visto que existen dos picos de aparición, uno durante la infancia y el segundo en la edad adulta entre los 40 y 50 años.
Aún no se conoce cuál es la causa, se cree que existe una actividad inmunológica errónea que ataca la mielina del nervio óptico y la médula espinal, lo que produce un proceso inflamatorio que a su vez produce la sintomatología (brote).
Alrededor de un 3% de los pacientes con NMO tiene familiares con esta enfermedad.
Manifestaciones clínicas:
• Afectación en la agudeza visual (unilateral o bilateral)
• Alteración en el control de esfínteres (incontinencia, retención urinaria, urgencia para ir al baño, estreñimiento o diarrea)
• Pérdida de fuerza en piernas y/o brazos
• Disminución en la movilidad
• Alteraciones en la sensibilidad de las extremidades
• Dolor ocular con pérdida de la visión central como si apareciera una mancha en el campo visual
• Espasmos tónicos paroxísticos de las extremidades y el tronco
• Hipo incoercible
• Dificultad respiratoria
El diagnóstico se da con base en:
1) las manifestaciones clínicas que presente el paciente.
2) Las lesiones en encéfalo y/o médula espinal que se encuentren en la resonancia magnética.
3) La presencia de un autoanticuerpo específico en sangre llamado IgG-NMO o anti-AQP4 que se une a los canales de agua diseminados en el sistema nervioso central llamados acuaporina-4 (AQP4).
Además de esto se deben descartar otras enfermedades como Lupus, infecciones, toxicidad o tumoraciones.
Los brotes o recaídas se pueden controlar con medicamentos como esteroides intravenosos y en los casos en los que el brote no puede controlarse se puede recurrir a la plasmaféresis o aplicación de Inmunoglobulina. Todos los brotes deben atenderse rápidamente para evitar que avancen y dejen consecuencias irreversibles.
Como tratamiento preventivo se pueden utilizar inmunosupresores.
El tratamiento para el control de los síntomas depende del síntoma que se esté buscando manejar en ese momento, como el dolor, la espasticidad o alteraciones urinarias, para cada uno de ellos se designará el tratamiento correspondiente.
Dentro del tratamiento debe estar contemplada la rehabilitación física para mejorar el funcionamiento físico de la persona.